A principios de los años 70, mi abuelo da inicio a los primeros lazos con la vida vitivinicultora, siendo precursor, un campesino que cultivó sus viñas, las trabajó y cuidó arduamente en forma artesanal, utilizando principalmente caballos y molinos de madera. Mi abuelo vendía principalmente de forma local, el cual heredó a su hijo y nietos.
Gracias al legado de mi abuelo, mi padre se dedicó a la plantación de viñas y producción de vino, envasando a mayor nivel, gestionando más ventas y dando mejoras en la fabricación del vino. Junto a mi y mis hermanos, se dedicó a darle valor familiar al producto caracterizándose por ser diferente a los demás por su calidad humana y donde comienzan los primeros pasos a la modernidad.